Our Authors

ver todo

Articles by David C. McCasland

El mejor cuarto

En enero de 2009, durante un viaje de investigación a Alemania, me afligí mucho al saber que nos alojaríamos en un monasterio. Imaginé un lugar austero, sin calefacción, con pisos de piedra fríos y camas duras. Sin embargo, me encontré con un cuarto cálido, agradable y cómodo. Mi colega comentó: «Los monjes creen en el principio de tratar a sus huéspedes como lo harían con Jesús». Aunque ellos no viven con tantas comodidades, igualmente están contentos.

Reparación experta

Si alguna vez trataste de arreglar algo y no pudiste, te gustará un cartel que vi fuera de un taller de reparaciones de automóviles: Arreglaremos todo lo que su esposo arregló. Ya sea que el problema sea el coche, las cañerías o un artefacto del hogar, por lo general, es mejor que lo arregle alguien que está capacitado y que es confiable.

Despedida final

Después de que le diagnosticaran un cáncer terminal, Randy Pausch, de 47 años, regresó a la Universidad Carnegie Mellon para dar su último discurso a colegas, alumnos y amigos. El profesor de informática pensó que tal vez asistirían unas 150 personas; sin embargo, el auditorio para 400 estaba repleto. Durante una hora, Randy les abrió su corazón con una despedida humorística, profunda y conmovedora, más centrada en la vida que en la muerte. A las pocas semanas, millones de personas habían visto por Internet el video de la conferencia, que luego se convirtió en un best seller. Por lo general, quienes enfrentan la muerte tienen una perspectiva inusualmente clara de lo que de verdad importa en la vida.

El precio de participar

Mientras realizaban su famoso documental sobre la Segunda Guerra Mundial, el cineasta Ken Burns y sus colegas miraron miles de horas de material militar filmado. Durante la noche, escenas de la devastadora Batalla de Peleliu solían invadir sus sueños. Burns le dijo a Rick Kushman, reportero del periódico Sacramento Bee: «Uno escucha los fantasmas y los ecos de un pasado casi inexpresable. Si lo haces, te introduces en la vorágine emocional».

Llevar el nombre

Hans Geiger, Marie Curie, Rudolf Diesel, Samuel Morse y Louis Braille tienen algo en común: todos ellos inventaron o descubrieron cosas importantes que llevan sus nombres. Los nombres de estas personas, junto con los de muchas otras, aparecen en una lista de «325 innovaciones que han producido grandes impactos en la vida humana», según aparece en un material de la Enciclopedia Británica.

El corazón de Pablo

Según una tradición cristiana largamente aceptada, el apóstol Pablo fue decapitado y sepultado en Roma aproximadamente en el 67 d.C. En 2009, unos científicos realizaron una prueba de carbono en lo que muchos creen que son sus restos. Aunque estas pruebas aplicadas sobre fragmentos óseos confirmaron que datan del primero o segundo siglo, la identificación concreta continúa en duda. Sin embargo, al margen de dónde estén los huesos de Pablo, su corazón sigue viviendo en sus cartas del Nuevo Testamento.

Todo al ganador

En 2008, el periódico Los Angeles Times cubrió la final de un campeonato de fútbol entre dos escuelas cristianas, pero las noticias fueron más allá de quién ganó el encuentro. Tres días antes, un incendio había arrasado las instalaciones del Westmont College y destruido varios edificios académicos, residencias de profesores y habitaciones de estudiantes. Al no poder ser sede del evento, las reglas exigían que perdiera el juego. En cambio, la universidad Azuza Pacific invitó a sus contrincantes a jugar en sus instalaciones, donde recibió a la hinchada de Westmont con entradas gratuitas y un almuerzo.

¿Hay algo seguro?

Durante la crisis financiera mundial de 2008, una viuda perdió un tercio de sus ingresos cuando las acciones bancarias dejaron de pagar dividendos al fracasar su confiable banco. El periódico Wall Street Journal citó su angustiosa reacción como un ejemplo de los sentimientos de muchas personas que fueron afectadas de manera similar: «Uno simplemente piensa, “No puede ser”. ¿Hay algo seguro?».

Un héroe curado

El cabo Desmond Doss fue el primer objetor de conciencia en ganar la Medalla de Honor del Congreso, la condecoración militar más importante en los Estados Unidos. Doss era un consagrado seguidor de Cristo y creía que no debía matar a otras personas, pero deseaba servir a su país; entonces, se ofreció para trabajar como médico. Durante el entrenamiento en el regimiento, los demás soldados se burlaban de él porque se negaba a disparar un rifle. Lo ridiculizaban cuando leía la Biblia y se arrodillaba junto a su cama por la noche para orar. Sin embargo, en combate, la historia cambió.

Nunca digas nunca

Mientras caminaba con un amigo por un sendero junto al antiguo Muro de Berlín, él me dijo: «Este es uno de esos lugares “nunca digas nunca” de mi vida». Me explicó que, durante los años en que el muro dividía la ciudad, había hecho una docena de viajes a través del paso fronterizo Checkpoint Charlie para alentar a los miembros de la iglesia que vivían bajo constante vigilancia y oposición en Alemania del Este. En más de una ocasión, los guardias de la frontera lo habían detenido, interrogado y hostigado.